Fuente: https://sentientmedia.org/factory-farm-facts/
Yo sé que ya compartí por aquí un par de documentales sobre las granjas industriales, y la crueldad con la que tratan y matan a los animales. Sí… esas son imágenes que cargaré en mi cabeza para toda la vida y me seguirán motivando a llegar a ser vegana en algún momento (un poco más sobre esos cambios en un futuro post). Hace un par de días me encontré con este artículo con números más específicos sobre lo que sucede en estas granjas. Tal vez, de alguna forma, pueda abrir los ojos a las personas que no se atreven a ver estos documentales tan explícitos.
Antes de comenzar
Explicaré un poco más sobre qué son estas granjas industriales. Estas comenzaron alrededor de la mitad del siglo XX, con el propósito de motivar a los granjeros de hacer sus operaciones más eficientes y rápidas. En los siguientes años, el concepto de estas granjas evolucionó hasta que se hizo prácticamente una regla y fue promovida en los Estados Unidos por Earl Butz, secretario de Agricultura del Presidente Nixon. Donde literal él a modo de urgencia les dijo a los granjeros “Get big or get out” (“Háganse grandes or váyanse”).
Me parece triste cómo es que muchas personas ignoran todo el proceso detrás de una simple compra en el supermercado. Sea porque no quieren ver, o porque ya están acostumbrados a comer “lo de siempre” y no les interesa. Tal vez muchos tienen la idea de que su carne viene de gallinas, cerdos y vacas felices en un campo… cuando la realidad es completamente otra. La vida de estos animales en estas granjas industriales es corta. Durante este corto tiempo, suelen vivir en un espacio mínimo, donde no solo es más probable que se lastimen o se les quiebren huesos, sino también se incrementan las posibilidades de enfermarse y morir antes de tiempo. Por si eso no es suficiente para ponerles los pelos de punta, agreguén los altos niveles de estrés que manejan los pobres animales.
Ahora sí, ya que estamos en contexto, pasemos a los datos:
1- Las granjas de lácteos matan a las vacas bebés
Alrededor de la mitad de las vacas que nacen en las granjas de lácteos son machos, y como no pueden producir leche, los matan. Estos pasan después a venderse como carne de ternera.
2- Jaulas del tamaño de una hoja de papel
En los Estados Unidos, el 80% de las gallinas se mantienen en jaulas del tamaño desde 67 a 86 pulgadas cuadradas por gallina. Esto significa que cada jaula es más pequeña que una hoja de papel estándar.
3- Las gallinas que matan para ser carne…. no se pueden parar
En 1920 las gallinas que se mataban para ser carne solían tener 112 días y pesaban alrededor de 2 libras. Noventa años después, la gallina promedio llega a tener alrededor de 47 días y pesar 6 libras. El crecimiento rápido y el gran tamaño que suelen tener les afecta a tal punto que no pueden pararse para sostener su propio peso.
4- La castración en las granjas de cerdos
En los Estados Unidos se castra a los cerdos bebés. Lo malo es que este procedimiento se hace con apenas un par de días haber nacido y sin anestesia.
5- La cría de ganado para carne está destruyendo el Amazonas
La cría de ganado para carne tiene más acceso a espacio y tienden a vivir más que otros animales de granjas industriales. Sin embargo, el hambre por carne barata a causado deforestaciones masivas y ha contribuido a la perdidad de la biodiversidad. La cría de ganado es la razón número uno de la deforestación de la Selva Amazónica en Brasil, y Estados Unidos es el comprador más grande de carne de esa región.
6- Las cerdas preñadas se limitan a cajas pequeñas
El sistema estándar para las cerdas preñadas son cajas de 7 por 2 pies. Estas cajas proveen espacio para que el animal se pare, se siente o se acueste, pero no lo suficiente para que se dé la vuelta. Ya cuando nacen los cerdos bebés, se mueven a una caja de parto… el cual sigue siendo pequeña y no contribuye a su bienestar tampoco. La industria porcina insiste que estas cajas son necesarias para que las cerdas mamás no aplasten a sus crías, a pesar que si existen otros sistemas y alternativas con más espacio.
En conclusión…
Espero que estos datos ayuden de alguna forma, más que asustarlos. Pero si creo que es importante saber de donde viene nuestra comida y lo que podemos hacer al respecto. Recuerdo muy bien que estuve hablando un poco de este tema en una reunión familiar hace unos días, aclaro que todo fue de forma civil hahaha, y terminé diciendo lo siguiente:
“Uno puede elegir lo que come, pero al final las grandes industrias y los “cabezones” van a seguir haciendo lo que hacen porque eso les da dinero. El único poder que tenemos como individuos y consumidores es escoger lo que vamos a comprar y lo que no. Y comprando menos productos de origen animal, de alguna forma, va a hacer algo”
Y entre más seamos, mejor. Y tú, ¿qué piensas al respecto?