Debo admitir que un tiempo tuve miedo. Miedo de perder el blog y todo el contenido que me ha acompañado desde el 2009. Pero después de poner en práctica mis habilidades un poco oxidadas de WordPress, ¡Lo logré! 🙂 Aquí estamos de vuelta, sin los posts viejos… pero, al final como dije en las otras secciones del blog: estoy muy emocionada.
Esto casi se siente como un año nuevo. Ese sentimiento de despertar justamente un primero de enero. Con el horizonte prácticamente vacío y lleno de posibilidades.
Lo curioso es que tengo tanto que decir, que ni sé por donde comenzar. No tengo en mente la fecha exacta que escribí el último post, pero ha pasado tanto. Tantas lecciones aprendidas, tantas cosas que he mejorado, y tantas cosas por aprender.
Tal vez, la forma en la que logro encapsular todo es así: nunca paren de trabajar en ustedes mismos. Es válido detenerse por completo y analizar qué queremos y qué no. Quién queremos ser y qué medios nos van a ayudar a llegar a donde queremos.
Una buena amiga me dijo que es importante rodearse de personas que nos den valor. Personas que sumen y no resten. En la vida pueden pasar muchas cosas fuera de nuestro control, pero es importante tomar esa decisión nosotros mismos para el beneficio de nuestra sanidad mental. Puedo decir que hoy, a mis 35 años, lo que más valoro es mi paz mental.
En fin, algo que me ayuda mucho a filtrar y limpiar mi cerebro siempre ha sido este blog. Sea compartiendo contenido que me ha dado valor o mis análisis existenciales (hahaha) y de verdad extrañaba escribir por acá.
Así que brindemos cibernéticamente por este nuevo comienzo.
¡Gracias por estar aquí!