Una habitación propia

Esta semana hice un par de cambios en la casa. Debo decir que a mi, el desorden y la acumulación me afectan un montón, y estaba viendo que el desorden de todo el equipo de producción de mi esposo no ayudaba a su estrés. Así que… mientras él se fue de viaje de trabajo, yo decidí reorganizar las cosas un poco :p

Más que depurar, fue analizar los espacios disponibles en la casa y reubicar todo. En el proceso, Paula se quedó sin su hoyo de juguetes debajo de las gradas, pero prefiero que todos sus juguetes estén en su cuarto. Nuestro pequeño gimnasio ya está de nuevo en funcionamiento, y aprovechando la esquina vacía decidí mover mi escritorio ahí. De esta forma le daría más espacio en el estudio a Crystian y asi poner otra estantería y reorganizar mejor todo su equipo de producción.

Al final de un día bastante productivo, cuando al fin me senté no pude evitar pensar en Virginia Woolf, y su libro de “Una habitación propia”:

“Quinientas libras al año significa el poder de la introspección, y una cerradura en la puerta, el poder de pensar por una misma”

Y justamente tengo eso….

La cerradura hahaha el dinero por escribir vendra en algún momento :p

Aún teniendo el gimnasio a la par mia y una bicicleta estacionaria a mis espaldas, este pequeño cambio me ha gustado mucho. Me ha hecho reflexionar sobre mis inicios con el blog… hace más de 10 años. El cerrar la puerta y estar en mi cuarto escribiendo todos los días sobre las cosas que me gustan y parecen importantes.

Lo cual me hace preguntarme: ¿Y si me pongo el reto otra vez de escribir todos los días por aquí? Como los viejos tiempos. Nada muy extravagante. Hacer publicaciones de todo tipo, sean cortas, ensayos, fotos o simplemente compartir los videos que voy viendo en Youtube y lo que voy aprendiendo.

Lo dejaré ahí en mi cerebro, y lo seguiré analizando el fin de semana.

Para mientras, seguiré aquí simplemente observando cómo entra la luz por la ventana. Como atraviesa mi taza de café. Como ilumina el teclado y los cuadernos que tengo a mi lado.

Sí. Es una esquina pequeña. Pero es mia, y me hace muy feliz.

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