Como siempre dicen, la inspiración puede venir en cualquier momento, de cualquier cosa, de cualquier persona. En este caso, vino específicamente de mi hija 🙂 Ayer fue el día de la Tierra, y hoy en la mañana tuvimos una conversación que la verdad, me encantó todo lo que me preguntó. Les comparto más o menos cómo fue:
-¿Mami, hoy todavía es el día de la Tierra?
A lo que le contesté:
-Fue ayer, pero hoy todavía puedes hacer muchas cosas para cuidar a la Tierra
-¿Mami… pero cómo podemos salvar a la Tierra? ¿Quitando la basura? ¿Ordenando mi cuarto?
-Siii… y reciclando también.
-¿Y qué más Mami?
-Haciendo una composta también, ¿te acuerdas lo que echamos en aquella cubeta? ¿Te acuerdas de la composta?
(Ella se empezó a reir con esto)
-¿La “compota”? ¿Qué es una “compota”?
-Cuando echas los restos de comida y cáscaras de verduras y frutas en una cubeta y les echas acerrín. Después eso se convierte en abono para las plantas.
(Demasiado simple la explicación hahahahaha ojala fuera así de fácil)
-Mami, ¿y qué mas se puede hacer para salvar al planeta Tierra?
-También podemos cuidar el agua, apagar las luces y encenderlas solo cuando las necesitamos.
-¿Cuando me cepillo los dientes?
-Sí, cuando te cepillas los dientes…
Y ahí quedó la conversación. Después me cambió el tema drásticamente para señalarme las camionetas coloridas que iban pasando.
Para ser sincera, hasta cierto punto considero que el tema ecológico es un poco “controversial”. Con esto me refiero a que, lamentablemente, a pesar que todos vivimos en el mismo planeta, somos pocos los que de verdad somos conscientes de lo que nuestro planeta sufre y queremos hacer algo al respecto. Hasta han llegado a catalogarnos como “locos” por el simple hecho de dar a conocer hechos, datos, defender, proteger lugares e incluso, tratar de evitar desastres como lo es el calentamiento global.
En fin, después de casi 3 años tratando de tener un estilo de vida consciente y minimalista, de pelear con la eco ansiedad, de darme cuenta que pertenezco a una minoria y salirme de las redes sociales, llegué a una conclusión:
Lo único que puedo hacer es seguir repitiendo mis hábitos dentro de mi “burbuja”. Enseñar por medio del ejemplo, sin importar que no haya un video o una foto para demostrar que hice algo. Al final, tengo una personita que me observa todos los días. Y solo con el hecho de enseñarle todo esto a ella… siento que ya estoy salvando al planeta Tierra.