Debo decir que he tenido unas noches largas con Paula. Sí… la vida de mamá no es tan glamorosa como algunos piensan. En especial cuando se tiene una niña con la energía del conejo de Energizer en las noches y que se rehusa a dormir. Al final, siempre he pensado que es bueno aceptar y validar cuando uno no se siente bien. No en tono pesimista, más bien, aceptando lo que está pasando para poder analizar qué podemos hacer al respecto.

Cuando se presentan situaciones fuera de nuestro control, creo que lo mejor es preguntarse:

¿Qué puedo hacer para mejorar esto? ¿Qué puedo remover o restar?

Exacto. En lugar de exigirse hacer más tareas pienso que es mejor preguntarse a si mismos como nos podemos simplificar las cosas. No solo por nuestro propio bien, sino también por el bien de nuestra familia.

Si nos ponemos muy personales, llevaba ya una buena racha despertándome temprano y experimentando con una nueva rutina de mañana. PERO, me di cuenta que no es nada sostenible despertarse a las 5 de la mañana cuando al final dormí apenas 5 horas por tratar de dormir a Paula. En cierta forma, me estaba exigiendo hacer estas cosas que me gustan a una hora tan temprana, para poder darme un premio al final de mes y hacer un video sobre ello.

Como dirían las sabias palabras de Margaret Matheny (mi youtuber favorita):

“Si quieres tener una rutina de mañana, piensa bien no solo tu “por qué”… sino también en qué etapa de tu vida estás, cómo te sientes y tu nivel de energía. Y ya con eso, adecuar lo que quieres de tu rutina”

O algo así. La verdad es que después de dos semanas decidí que mejor simplificaré mi nueva rutina. No quiero revelar mucho al respecto, porque si quiero hacer el video (hahahaha). Lo importante aquí, en este post, es compartirles que no tiene nada de malo cambiar rutinas a medio camino. Sin importar el propósito o la hora que se hagan, entre más simples, fáciles y placenteras sean para uno… mejor.