No sé si me lo acabo de inventar, pero aquí está: la eco-comparación. Ese tipo de comparación donde uno piensa que las otras personas ecológicas y ambientalistas son “perfectas” y uno no hace lo suficiente. La verdad, es que ya desde hace mucho tiempo dejé de eco-compararme con mis youtubers favoritas, PERO esta semana una de ellas hizo un video parecido al mio sobre las cosas ecológicas que dejó de hacer… ¡y vaya que me sorprendió!
Creo que, sin importar el rumbo que uno escoja en la vida, uno puede caer fácilmente en ciertas “trampas”. Sea la “trampa del ego”, como sentirse superior a los demás por hacer algo que los demás no están haciendo, o “la trampa de la comparación” donde uno mismo se hace de menos… cuando al final no tenemos ni la mínima idea de cómo están los demás, detalles de su vida, entre otras cosas.
Tu camino en la vida no se compara con el de los demás. Ellos no son tú, y tú no eres ellos. Tal vez de alguna forma, escribo este post para mi yo del pasado. La Sophie idealista que empezó a hacer estos cambios ecológicos que solo pensaba en los empaques, sacrificó varias cosas que le gustaban (y le siguien gustando) y que no tenía idea de lo mucho que tenía por aprender.
Por si tienen la curiosidad, les comparto el video de Shelby 🙂 Al final, me encanta ver cómo las personas ambientalistas que sigo aceptan abiertamente que no son perfectas y son reales. Eso creo que nos motiva más a todos a seguir teniendo este estilo de vida.